Boca empató el súper clásico 1 a 1 y los innombrables festejaron el empate colgado del travesaño.
River ¡que equipo chico que sos hermano! Como en la Copa Libertadores del 2003 las gallinas vinieron a la cancha de Boca a defenderse como un club pequeño que necesita los puntos para no descender.
El primer tiempo fuimos netamente superiores, el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo, tuvo la posesión de la pelota, circulaba el balón de punta a punta para tratar de abrir una defensa adversaria que hacia agua por todos lados. Ledesma estaba intratable, Palacio aportaba su velocidad por las bandas, todos guiados por la soberbia actuación del mejor mediocampista ofensivo que tiene el fútbol argentino, Juan Román Riquelme. Merecimos golear, creamos innumerables situaciones de peligro, tal es así que el arquero «millonario», Carrizo fue la figura de los primeros cuarenta y cinco minutos.
El gol «Xeneize» fue una obra maestra, Cardozo comenzó la jugada por izquierda, le pasó el balón a Riquelme, y el «10» puso un pase magistral para Ledesma que definió de manera perfecta ante la salida de Carrizo
El segundo tiempo River empató a los cinco minutos y pudo crear algunas situaciones de peligro, pero no porque las «gallinas» salieron a buscar el partido, si no porque Boca tuvo un pronunciado bajón, que le permitió crecer al conjunto dirigido por el «monumento al fracaso internacional», Daniel Pasarella.
Faltando 15 minutos para terminar el partido, Pasarella hizo dos cambios para llevarse un empate que lo vino a buscar desde el comienzo del partido ya que su permanencia como entrenador de River vive colgada de un hilo.
Ruso pasó la prueba. Boca no ganó ni goleó porque no pudimos concretar las situaciones de gol que creamos, pero la idea del técnico «Xeneize» fue muy buena. Además se la jugó por los mismos jugadores cuando quemaban las papas y los protagonistas devolvieron esa confianza del entrenador sacando el cotejo adelante.
La historia continuara el próximo domingo frente a Newell`s en Rosario
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